CUANDO era joven, mi mamá identificaba los pájaros que venían a nuestro comedero como «deseables» o «indeseables». A ella le gustaban los pajaritos pequeños y hermosos, y le desagraban los grandes. Pero todos hallaban nutrición en el comedero. En los días fríos, tanto los pájaros pequeños como los grandes recibían el alimento que necesitaban.
Hay personas de todo tipo que vienen a Cristo para obtener el alimento que necesitan para sobrevivir. Pero a veces se consideran indignas; como si no fueran suficientemente buenas. En otras ocasiones, las personas se consideran dignas y bendecidas. Pero todas las personas pueden hallar el sustento que necesitan en Cristo. Cristo esta aquí para nutrirnos.
Cuando estamos en necesidad, ya sea que nos sintamos dignos o indignos, Cristo nos ofrece el amor que sana, la visión que dirige y la misericordia que renueva. Cuando dependemos de Dios y experimentamos la energía de su Espíritu fluyendo a través de nosotros/as, no importa cómo nos vean otras personas o cómo nos vemos a nosotros mismos/as; sabemos que somos valiosos/as ante los ojos del Dios que nos creó.
jueves, 5 de febrero de 2009
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