ESTAS flores van a lucir hermosas en el altar de la iglesia mañana», le dije a la florista que había terminado de hacer el arreglo de claveles rojos, blancos y azules.
«¿En la iglesia? Déjeme añadirle una cinta». Envolvió una cinta alrededor del envase e hizo un lazo en la parte del frente. Después rellenó el arreglo con pequeñas florecillas.
«¡Hermoso!», le dije. «¿Cuánto cuestan los otros detalles?».
«No hay costos adicionales. Estoy tratando de ganarme el cielo», dijo la florista, y sonrió. «Gano puntos».
Contenta con las flores, le devolví la sonrisa y salí. Mi felicidad se evaporó al pensar en su comentario. Aunque comprendí que lo decía en broma, pensé en cómo muchas personas sienten que podemos ganar puntos con Dios o ganarnos el cielo. Pero se nos pide simplemente que creamos, que confiemos en que Cristo murió por nosotros. Jesús quiere que seamos sus discípulos, y proclamemos esta buena noticia a quienes no la han escuchado o no la comprenden. ¡Perdí la oportunidad de compartir el gozo de proclamar que la salvación es un regalo!
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