miércoles, 28 de enero de 2009

EL PODER DE LA ORACION EN CONJUTO

Iba atrasado hacia un proyecto de servicio del que estaba a cargo en la iglesia. Peor aun, recién supe que podríamos perder miles de dólares en la venta de nuestra casa. Ésta y otras dificultades me crearon mucha ansiedad. «¿Cómo es posible que ocurran tantos problemas en tan poco tiempo?», clamé en voz alta. Repentinamente, la paz me invadió y mis desesperación se desvaneció instantáneamente. Sentí como si alguien tendiera una tibia sábana sobre mis hombros. Inmediatamente, llamé a mi esposa y le dije: «Tú has estado orando por mí, ¿verdad?».


«Sí», respondió. «


Julia y yo estábamos orando juntas por ti en el teléfono. Apenas ahora concluimos la conversación».


Esta experiencia dramática me recordó el poder de la oración de intercesión, y nuestro deber de orar por otras personas. Cuando pienso en la cantidad de personas que me encuentro cada día, no sólo oro para que sean liberadas de sus pruebas, sino que reciban ayuda y consuelo y puedan acercarse a Dios en medio de sus pruebas. Las oraciones de mi esposa por mí no alejaron los problemas, pero la paz de Dios que me invadió me ayudó a superar las pruebas y me acercó a mi Señor.

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